Si queremos entrar en este mundo, el foco debe estar en los usuarios y en entregarles valor en las interacciones que tengamos con ellos, no necesariamente en la tecnología. El contenido y las experiencias que le otorguemos a nuestra audiencia dentro de él es lo que determinará si somos exitosos ahí o no. El metaverso es solo una nueva expresión de cómo nos relacionamos.

En este artículo te compartimos algunas claves para lograrlo.

1980

Mi vecino tenía una casa del árbol. Los niños de la cuadra pasábamos horas jugando ahí. Nos escondíamos de los monstruos que acechaban en el río caudaloso que corría debajo de la casa. Éramos náufragos en una isla misteriosa que se hacían de comer sopas de hoja y pasteles de lodo para sobrevivir o nos contábamos historias de miedo mientras comíamos sandwiches y pastelitos que nos preparaban nuestras mamás. Mi mundo era ese, porque era lo que había y porque mis amigos vivían en las casas de junto.

 

Para mis hijos la forma de conectar con sus amigos y explorar su imaginación es diferente. Lo que para mi hace 30 años era un mundo descrito en una novela de ciencia ficción, para ellos es una realidad con múltiples espacios virtuales en los que conviven con sus amigos diseñando edificios o escogiendo sus prendas de vestir, paseando a sus mascotas virtuales o enfrentándose a muerte con otros jugadores en una isla con el propósito de ser los últimos en quedar en pie. Sus amigos pueden estar viviendo en la misma ciudad o en otra, incluso en otro país. Las distancias han perdido importancia.

«People aren’t meant to navigate things in terms of a grid of apps. I think we interact much more naturally when we think about being present with other people. We orient ourselves and think about the world through people and the interactions we have with people and what we do with them. And I think if we can help build the next set of computing platforms and experiences across that in a way that’s more natural and lets us feel more present with people, I think that’ll be a very positive thing».

Hace un par de semanas, Esteban Sahagún, consultor en Redbox y editor de Inspiración para Crear, contaba durante una presentación en Redbox Academy que la forma de comunicarnos también ha cambiado. Nuestra comunicación ya no se limita a una llamada por teléfono, envío de textos, imágenes o videos, ahora nos podemos encontrar con nuestra audiencia en un espacio diseñado especialmente para ese fin. Los últimos años han sentado las bases para que esto suceda y se acelere la adopción de este tipo de tecnologías: organizamos llamadas de trabajo o personales desde nuestras salas para encontrarnos y platicar frente a frente; utilizamos diversas herramientas para comprar, leer, escuchar o trabajar; asistimos a conciertos virtuales. El ecosistema digital ya se aplica a casi todo y se integra tan bien a nuestras vidas que ya no podemos separarlo. La transición entre el mundo digital y el mundo físico es casi imperceptible. No estamos 100% adentro ni 100% afuera.

¿Cuál es entonces la diferencia entre el internet como lo conozco y el metaverso?

En realidad no hay mucha diferencia. Por definición: es un concepto de universo 3D persistente y en línea que combina múltiples espacios virtuales. Se puede considerar como una iteración futura de internet. Está compuesto por plataformas que proveen múltiples ambientes virtuales tridimensionales, compartidos y vinculados en donde gracias a la tecnología podemos interactuar de una manera más inmersiva. Estos lugares virtuales reúnen: video juegos como por ejemplo Fortnite; redes sociales para tener conversaciones, compartir información y contenido; realidad virtual, que permite que suceda; realidad aumentada lo que asemeja nuestro mundo real y hace parecer que estamos ahí y la posibilidad de realizar transacciones de compra o certificados de propiedad por medio de nft´s, pavos, robux, criptomonedas o similares.

 

En otras palabras: la tecnología del futuro (cercano) nos va a permitir hacer lo que ya hacemos en WhatsApp, Twitter, Zoom o Amazon de una manera más inmersiva y con capacidades exponenciadas.

 

Pero hay un componente humano que ninguna plataforma virtual puede sustituir: la necesidad de vincularse con otras personas y conectar con ellas. Las marcas que entiendan esta necesidad básica y sepan cómo ofrecer interacciones significativas y acercar a las personas para navegar o relacionarse alrededor de lo que más les interese, son las que podrán aprovechar mejor el metaverso.

 

Por ello, es importante tener en cuenta que para que una buena interacción virtual, presencial o híbrida suceda, debemos poner a nuestro usuario en el centro y desarrollar nuestra estrategia en torno a lo que está buscando.

«Cómo puedes crear valor cuando no se trata de algo físico? El valor tiene que ver con transformar al usuario y colocarlo en un mejor lugar que antes de entrar al Metaverso».

Esta transformación la podemos lograr si desarrollamos experiencias considerando dos posibles caminos: el que nuestra audiencia viva un momento significativo o que el contenido que le presentemos le sea conveniente.

Si aún no tienes claro cómo puedes empezar a entrar en este mundo, te dejamos seis pasos para comenzar.

  • Empieza por preguntarte ¿qué te gustaría crear? Puede ser un video juego, comprar o vender algo o dar alguna capacitación.

  • Enlista los posibles puntos de contacto entre tus clientes y colaboradores.

  • Circula aquellas que pudieran verse beneficiadas de un espacio dentro del Metaverso.

  • Analiza si tu audiencia puede encontrarse ahí. Posiblemente en esta exploración descubras que es posible conectar con tus usuarios en internet, pero fuera del metaverso, en un foro o dentro de comunidades en las que se está hablando del tema o tópico que te interesa. No porque sea el tema del momento es obligatorio subirte a la tendencia.

  • Asumamos que tu cliente sí se encuentra en el metaverso. Piensa entonces cómo puedes crear una experiencia que le permita internalizar lo que tu marca representa y si le estás entregando una experiencia significativa o conveniente.             
  • Y finalmente, antes de desarrollar espacios y experiencias inmersivas, busca con qué otras empresas puedes hacer alianzas sobre plataformas existentes o activaciones en el metaverso. Puede ser una primera opción para probar cómo reacciona tu usuario a tu propuesta y obtener aprendizajes valiosos para el desarrollo futuro.

En conclusión:

Nuestras mentes y posibilidades se han transformado. El metaverso nos ofrece oportunidades inimaginables para nuestro yo análogo de 1980. La clave va a estar en encontrar la manera de crear experiencias que logren transformar algo en nuestro interlocutor y le hagan relacionarse con nuestros productos o servicios mediante contenido que le sea significativo, conveniente y que le otorgue valor.

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